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Las ventajas de las Smart Cities: 3 aplicaciones reales que mejorarán nuestra calidad de vida
21 Sep 2016 21 Sep

Las ventajas de las Smart Cities: 3 aplicaciones reales que mejorarán nuestra calidad de vida

21 Sep 2016 21 Sep

¿Cómo repercuten en nuestras vidas las Smart Cities? Te traemos tres ventajas de las ciudades inteligentes y aplicaciones prácticas que mejorarán nuestra calidad de vida 

En los últimos años nos hemos habituado a escuchar el término smart city en multitud de medios de comunicación por parte de políticos o expertos en tecnologías de la información. Sin embargo el término ciudad inteligente es un concepto emergente que se utiliza con diferentes acepciones, lo que nos hace preguntarnos si realmente comprendemos el significado y las dimensiones del mismo. 

 Erróneamente tendemos a concebir como ciudades inteligentes aquellas que conectan toda su red urbana (transportes, salud, luz, agua, vigilancia, residuos…) con la tecnología. Sin embargo, los expertos hablan de smart cities en un concepto mucho más amplio. Hablan de ciudades conectadas en red para responder a las necesidades sus habitantes siempre alrededor de un mismo concepto: la sostenibilidad. 

Y es que la filosofía de las ciudades inteligentes reside en lograr ciudades sostenibles a través de un equilibrio entre el desarrollo sostenible, la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, un uso eficiente de los recursos naturales y una participación ciudadana activa. ¿Y cuales son entonces las ventajas de las smart cities?

Del mismo modo que la Industria 4.0 se traduce tanto en un ahorro económico para las empresas como en ofrecer servicios más eficientes a sus clientes, las smart cities buscan tanto un ahorro en las arcas públicas como una mejora de la calidad de vida de los habitantes y visitantes de una ciudad. 

3 ventajas reales que ofrecen las smart cities a sus ciudadanos

Gracias al Internet de las cosas (IoT), cualquier elemento del mobiliario urbano de una ciudad es susceptible de utilizar sensores. Es así como convertimos los elementos urbanísticos más habituales (farolas, semáforos, contenedores…) en elementos inteligentes capaces de leer e interpretar grandes volúmenes de información (el famoso Big data) que les permitan funcionar de forma más eficiente.

Vamos con tres ejemplos prácticos de mejoras y ventajas que pueden ofrecen las ciudades inteligentes a los ciudadanos de una urbe. 

Un trayecto al trabajo más sostenible (y rápido) 

Salir de casa para ir al trabajo se convierte en un hábito más rápido, menos estresante, y más seguro en las smart cities. A día de hoy podemos emplear mucho tiempo un atasco, o buscando un sitio donde aparcar el coche. El uso de las IoT en las ciudades permite analizar datos de tráfico en tiempo real. Una aplicación móvil de trasporte y aparcamiento conectada con el centro de datos de la metrópoli podría ofrecer a los ciudadanos una ruta más rápida para ir al trabajo en otro medio de transporte, o indicarles donde se ha quedado una plaza de aparcamiento libre. El control automatizado de semáforos según la intensidad del tráfico o la hora del día, y las farolas adaptan su iluminación al volumen de transeúntes y vehículos que circulan en tiempo real por cada calle. Las posibilidades son infinitas pueden suponer grandes mejoras en términos de calidad de vida, ahorro energético, y reducción de la contaminación. Sin duda una gran ventaja para todos.

Nuestra casa más inteligente (y económica) 

Las aplicaciones IoT también pueden mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en sus hogares y traernos la ventaja del ahorro. Los termostatos inteligentes se dispararían para bajar la calefacción al mínimo y ahorrar en energía (y en el importe de la factura) cuando saliéramos de casas. Las IoT podrían crear redes de energía donde casas, fábricas y edificios públicos generaran su propia electricidad a partir de fuentes renovables. Estos dispositivos conectados almacenarían el exceso de energía en baterías conectadas entre ellas.  De esta forma conseguimos no solo edificios autosuficientes en términos energéticos, sino también capaces de contribuir a la estabilidad energética de otros edificios de la región. 

Ciudades respetuosas con el medio ambiente (y limpias)

La gestión de residuos urbanos es otro campo que ofrecer multitud de mejoras gracias a las aplicaciones de las IoT. Por ejemplo, sensores que avisan cuando los contenedores están llenos para planificar la recogida de residuos es una realidad ya en Vitoria-Gasteiz. De esta forma ahorramos en movilidad y el servicio se adapta a las necesidades reales de la ciudad. Otro ejemplo son los sistemas de automatización de riego que hacen posible programar cuando se riega un parque público en base a la humedad de la tierra o incluso pronóstico meteorológico. 

¿Cuál es la ciudad más inteligente del mundo? 

El Centro de Globalización y Estrategia del IESE elabora desde hace 3 años un informe en el que evalúa el nivel de desarrollo de 181 ciudades de más de 80 países del mundo en base a más de 77 indicadores sobre capital humano, cohesión social, economía, gestión pública, gobernanza, medio ambiente, movilidad, planificación urbana, proyección internacional y tecnología. Según este ranking, Nueva York se posiciona como la más Smart del mundo, seguida de Londres y Paris. Sin embargo, es curioso observar cómo estás grandes urbes todavía tienen un gran trabajo pendiente en aquellas áreas más cercanas al ciudadano o Smart citizen. Y es que tanto Nueva York como Londres y París puntúan por debajo de la media en aspectos tan fundamentales como la cohesión social y medio ambiente (áreas donde destacan capitales europeas como Helsinki o Munich). 

No tenemos que irnos tan lejos para encontrar pequeños avances en el terreno de las ciudades inteligentes. Bilbao (en el número 76 del ranking anterior) ya cuenta con realidades smart en términos de eficiencia energética, turismo y movilidad (como el Polideportivo de San Ignacio, que es el más sostenible de Europa). Y no es la única. San Sebastián se suma a esta imparable rueda con el proyecto Donostia Smart City, que busca integrar los sistemas energéticos y de sostenibilidad de la ciudad.  

Sin duda hablamos ya de una realidad, que sólo es el principio del presente.

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